domingo, 27 de octubre de 2013

Rumbo a Santiago, la bencinera perdida y el caballero Nicolás - sábado 19

El sábado salimos para Santiago, nos pareció mejor dormir el sábado allí y tener el domingo tranquilo para la despedida. Recogimos todo y nos fuimos del hotel dejando el Pacifico en su sitio, tan majestuoso como lo encontramos al llegar
Esperamos a que Bárbara volviera de trabajar, hicimos encaje de bolillos para colocar las maletas y bolsas en el coche y tomamos la Ruta 68, que une Valparaíso con Santiago. Esta autopista se inauguró en 1971, pero está en muy buen estado, es la ruta que toman miles de santiaguinos todos los fines de semana para ir a la costa

Por el camino necesitábamos repostar gasolina (bencina), pero se complicó la cosa, en la autopista no hay muchas gasolineras (bencineras o bombas de bencina, como las llaman allí) y tras algunos nervios por si nos quedábamos tirados en mitad de la autopista, salimos en la desviación de Casablanca y ya pudimos repostar. Hay gasolina de 93, 95 y 97 octanos y diesel, el litro de 95 está entre 0,90 € y 1,10 €

Llegamos sin novedad a Santiago y con nuestra maestría para ubicarnos y las indicaciones de un carabinero, encontramos el hotel a la primera. Alguien había dejado la Cordillera frente a nuestra ventana, en el piso 24
Los Andes al fondo, es un espectáculo

Por casualidades de la vida, hace casi treinta años, conocimos en Oviedo a un químico chileno, profesor de la universidad de Santiago, Nicolás Yutronic, con el que mantuvimos el contacto por carta y después por mail. Antes de viajar a Chile le escribimos y quedamos con él para vernos este sábado. Nos propuso ir en metro y pasear un poco por el centro de Santiago hasta la zona de restaurantes
cámara a la entrada en el metro
poniéndose al día
río Mapocho, que cruza Santiago

Fuimos a cenar a Casa Galindo, en la calle Dardignac esquina calle Constitución, zona de restaurantes con mucho encanto y llenos hasta arriba

Cenamos unas raciones variadas de comida chilena, acompañado de un pisco sour, cóctel preparado con pisco (licor de uva) y limón, típico de Chile y Perú, es delicioso, pero hay que tomarlo con precaución, porque se sube rápido a la cabeza

Fue una cena muy agradable y divertida, Nicolás es un estupendo anfitrión, simpático, dicharachero y muy humilde, no parece que estés charlando con un investigador, amante de la nanociencia y vecino de la organometálica, como él se define en uno de sus vídeos didácticos
de charla en Galindo
a la salida de la cena

Nos despedimos de Nicolás y tomamos un taxi hacia el hotel. Otro día genial para recordar

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